Era el amanecer del día 9 del segundo ciclo
primaveral. Ella aprovechó todas las flores que habían alrededor para hacerse
una sencilla y fragante coronilla y así prepararse para el ritual que pronto
iniciaría.
Recogió algunas
extrañas flores prefiriendo las rojas y las blancas; las primeras por ser el
color que emanaba del guerrero interior de aquel hombre, las segundas porque
reflejaban su naturaleza mística y profunda. También se aseguró de llevar en
una cesta fabricada por ella misma, los frutos dulces, la miel y la bebida de
la raíz de fuego que le brindaría para despertar su energía vital.
Todo estaba listo.
Ella misma se sumergió en aguas claras para purificarse, perfumó su cuerpo con aloe
y otras misteriosas fragancias, meditó durante unos minutos y elevó su ofrenda
a los iluminados para que la guiaran en su misión.
Ofreció su plena
entrega para ser digna de recibir la gracia de derramar de su corazón el Amor
Sagrado que debía enseñar al joven guerrero. Debía permitirle despertar del sueño de la ilusión,
de la fantasía del deseo egoísta, para que su alma tomara conciencia del ahora,
del siempre presente, necesaria en la unión con los astros, con los Dioses. Estaba a su cargo abrir los ojos internos
de ese joven e iniciarlo en la ardua tarea de gobernarse a sí mismo para luego
guiar a otros…
Limpió con cuidado sus
sutiles alas: un ligero sacudón y las gotas de rocío se deslizaron tenuemente
sobre su espalda. Respiró profundamente, levanto el vuelo y se aproximó en
segundos al lugar elegido.
- Veo que has cumplido
tu cita - dijo el joven. Ella sonrió en silencio y sus ojos respondieron: “Es
mi deber cumplir con mis citas”.
Acomodó todo sobre la
verde alfombra teñida aún del color intenso de la reciente primavera. Colocó
sus objetos sagrados junto al río y cerró los ojos, seguramente para
complacerse de la maravillosa música del agua que caía…La majestuosa cascada
tenía la energía que requería para el ritual.
- ¿Estás preparado? -
Preguntó ella con voz suave
- Si, lo estoy. Hice
todo lo que me indicaste: Desperté antes del amanecer y medité durante una
hora, luego recibí los primeros rayos del Maestro Sol y guardé en mi corazón su
bendición ofrendando mi entera disposición a abrirme a los misterios del Amor,
como me has dicho.
- Bien - musitó ella -
¿sabes a qué has venido?
- Si
- Quiero que lo digas
para que toda fantasía y expectativa se borre de tu mente.
- Vine a entregarme al
Amor.
- ¿Cómo lo harás?
- Me presentaré ante
ti tal como nací y me uniré a ti como un hombre y no como animal. Usaré mi
cuerpo como instrumento que me conecte con lo Sagrado, tomaré conciencia de lo
Sublime y esa Energía podré expandirla a los que amo, a los que me aman y a los
que no me aman. Este será el primer paso para convertirme en guía…
- Silencio. Estás
pensando demasiado en ti. El primer paso es olvidarte de ti mismo. Yo te
ayudaré, pues a eso he venido. Por eso, debes escucharme con atención y dejarte
conducir…
Ella le dio a beber la
miel y la bebida de fuego. Entonces, se paró frente a él y lo invitó a entrar
en el círculo que había construido de flores silvestres.
Lo miró fijamente a
los ojos y ante su absorta mirada, dejó caer a sus pies la bella túnica azul
clara que la cubría. Su piel se mostró ante él tan blanca que parecía brillar
bajo los infantiles rayos solares que los envolvían.
La mirada asustada del
joven y su expresión de grata sorpresa la hicieron hablar de nuevo:
- Es bueno que
experimentes esa cercanía a lo bello como una cualidad del corazón, pero antes
de iniciar, debo decirte que es indispensable que sólo me veas con ojos puros.
“No te dejes ennublar
ni por la emoción desbordada ni por el deseo sin freno. Si das rienda suelta a
cualquiera de estos, el Amor saldrá huyendo y nunca lo conocerás.”
“Mírame bien, mira mi
naturaleza simple y de manera inocente como el niño ve el seno de su madre,
observa con claridad, sin confusiones,
mi apariencia diferente a la tuya. Ahora, has lo mismo que yo”
El joven obedeció al
instante y dijo cerrando los ojos, como conteniendo su instinto: - Estos son
sólo dos cuerpos, dos formas, dos vestiduras hermosas que sirven a nuestras
Almas para los fines del Cielo…
- Acércate - dijo
ella. Él obedeció. Su respiración estaba algo agitada; parecía un barco movido
por agitadas olas, pero fuerte y bien dirigido.
Ella tomó las manos
del joven y las llevó a su cuerpo, de tal manera que sintiera real cuanto había
dicho: eran dos cuerpos físicos, densos, cargados de sentidos…. El muchacho, se
sintió confiado y poco a poco adquirió seguridad; la exploró largamente.
- Debes aprender a dominarte. El hombre que quiere
aprender a Amar tiene claro que no debe ser el complacido sino ser él quien
complace. Debe pensar primero en su dama antes que en él. La dama, cuando ama de
verdad, lo da todo; es por lo tanto deber del caballero despertar en ella el
fuego de su corazón para que la gracia de su naturaleza florezca en su cuerpo
como un aroma, como un néctar para él.
“Una dama desnuda ante
un hombre es como un jardín desconocido que debe regarse y pulirse para que
pueda florecer. Recorre pues este jardín
con toda tu
creatividad, libre de pasiones pero lleno de ternura, como si fuera nuevo para
ti”
“Date cuenta que todos
los jardines no son iguales y sólo depende del hombre descubrir el misterio que
su dama encierra. El tesoro de toda mujer
está en su corazón.
Busca su corazón, llega a él y endúlzalo, más que con palabras, con tu propia
entrega y voluntad, con tu mirada de luz que como espada sepa penetrar en su
Alma, con tus manos que como el agua puedan abonar la tierra fértil de su
cuerpo. Al tocarla, no tocas sólo su cuerpo, estás ante un templo, cuyas puertas
se abrirán a tu llamado siempre que seas digno de entrar y poseas la clave para
hacerlo…”
Esto le decía ella
mientras la acariciaba. Él la levantó con sus fuertes brazos y la posó como a una
mariposa sobre el prado fresco y, de pronto, sus ojos se perdieron un segundo
en los suyos y viajó a otro sitio cuando besaba su rostro.
- ¿Dónde estás?
- ¿Qué me dices?
- ¿Dónde estás?? -
dijo ella con fuerza.
- Aquí.
- No es cierto. Te
fuiste por un momento –
Él calló asustado;
pensaba que el dejarse llevar por ese instante era lo correcto.
- Te ha raptado la
emoción y partiste. No debes permitirlo. Recuerda: Estás aquí y ahora. Estás
amándome en este presente, ahora!! Puedes besar mis labios, pero sólo mis
labios y no más allá de ellos porque de lo contrario te
perderás de nuevo.
Busca mi mirada y no cierres los ojos cuando te acerques a mí. Por ahora,
mientras aprendas a dominarte, ha de ser
así. Siente como soy toda Amor, Amor para ti; llega a mí, mi caballero, llega a
mí con nobleza, con pureza, con Verdad, no con inventos de tu mente traviesa.
“Soy Amor para ti”, le
repetía al oído una y otra vez. “Estás aquí, conmigo, ahora; ¿me sientes?,
¿sientes lo que tengo para darte? Y él debía responder para asegurarse de que
en verdad estaba ahí.
Sus caricias hicieron
que el cuerpo de ella tomara un color rosa, su vientre comenzó a moverse de manera
sutil y su corazón palpitó más fuerte y más rápido. Los ojos de ella le dieron
la señal de que su intento de encontrarla la había por fin conmovido. El fruto
estaba maduro, se acercaba la hora de recogerlo…Ella sintió que todo su amor se
vaciaba, que una fuente de vida brotaba dentro de ella, que su Ser se abría como
un loto fresco dispuesto a recibirlo.
Y susurró a su oído:
“La puerta del templo está abierta”
Entonces él entró.
Al principio él no
supo cómo hacerlo porque ella no le había permitido erigirse emocionalmente
como los animales y creía que solo con esta burda fuerza instintiva era posible.
Pero él era Humano y ella estaba plenamente dispuesta para que él en aquellas
condiciones, aparentemente libre de erotismo, pudiese entrar. Él no la invadió,
sencillamente, viajó a su interior…Así,
su guía, con toda su generosidad y su apertura física y espiritual, lo condujo
suavemente a su recinto y él pudo hacerlo, de manera simple y bella, de igual
forma en que un religioso avanzara paso a paso hacia su iglesia.
Ella dijo: “Bienvenido
a mí. Sé bienvenido a este Sagrario que dispuse para ti, ha llegado el momento
de levantar tu altar y ofrecer el sacrificio de esta pequeña muerte que
tendremos para nacer de nuevo a otro Mundo”
En ese instante, él se
irguió dentro de ella, como si su visita al Sagrario lo hubiera conectado de
repente con lo más profundo de sí mismo y le hubiera dado una fuerza diferente,
misteriosa y sublime. No era la primera vez que su cuerpo respondía al llamado
instintivo de la naturaleza, pero si era la única vez que lo había vivido de
manera: tranquila y con esa sensación de estar fundido en ella. Y fue tan
especial para él esa novedad, que no sintió necesidad de dejar su huella y su
semilla allí. Quiso en cambio mantener un trozo de la eternidad en ese
instante, luchar contra Cronos y beber todo el Amor que ella le brindaba. No
sintió simplemente Amor, hizo Amor, con el propio Amor que era ella misma y lo
hizo plenamente consciente de ello.
Su felicidad indescriptible
fue mayor a su comprensión. Por primera vez vivió lo que significaba unirse al
Cielo, no en el placer, sino por el gozo; no liberando un instinto, sino por
dejar volar el Alma a las estrellas. Y sintió que el Amor lo invadía y le
permitía amarla a ella.
- Me amas en este
instante. Hazlo pues con toda tu claridad, con toda tu fuerza creadora, con
toda tu Voluntad y entrega, plenamente despierto y atento a lo que nos sucede. .Responde:
¿Qué sientes?
- Siento como si tu
cuerpo fuera un lago profundo y fresco donde
me sumerjo en paz.. Siento mágicamente que tu Alma habita en el fondo de sus
aguas y que puedo tocarla inexplicablemente.
- Mantente así, goza
del flotar en mí y deja que tu corazón poco a poco se vuelva niño, se
rejuvenezca con el aliento de los Dioses que nos observan.
Ambos guardaron
silencio durante varios minutos hasta
que un estallido de felicidad y luz se hizo presente en sus plexos solares, tan
grande y potente que llenó de lágrimas sus ojos y murieron por breves segundos…
Oraron juntos en
silencio, cada uno consigo mismo y separaron sus cuerpos manteniendo su
conexión de Amor con el calor que irradiaban. Después durmieron plácidamente
uno junto al otro.
Al levantarse, ella se
inclinó sobre la tierra y en posición de ofrenda agradeció en silencio a los
Dioses el privilegio otorgado. Lo invitó a hacer lo mismo y más tarde ambos se
bañaron bajo la cascada como niños que nacían a la Vida.
Una vez comieron de
los frutos que ella había dispuesto, le dijo estas palabras: “No olvides nunca
esta experiencia aunque a mí debas olvidarme. Mientras sucedió, amarme era tu
compromiso. Desde ahora tendrás que verme tal cual soy y dejarme partir… No te
apegarás a mí.”
“Busca tu dama y
encuéntrala. Ya estás listo para darle lo que ella reclamará de ti. Enséñale
estos misterios y construyan su felicidad. Planeen el futuro y no permitas que en ella crezca una
semilla en mal tiempo. Así, con Sabiduría, tus generaciones perpetuarán las
bendiciones que los Maestros prodigan sobre la Tierra.
Que mi amor y el
Eterno Amor te sirva y acompañe.
Buen viaje”
Él se levantó en
silencio y tomando con valentía entre sus manos un cierto dolor aparecido en su
pecho, la dejó volar de regreso a su país….